Cómo los chicos malos de la sastrería británica crecieron
‘Parásitos’. ‘Al menos no son Boots’. ‘No durarán ni cinco minutos’. Sean Dixon recuerda lo que sus vecinos dijeron a la prensa sobre el sastre británico Richard James cuando abrió en Savile Row en 1992. Dixon estaba allí en ese momento, junto con el diseñador homónimo, y ahora, 32 años después, puede satisfacerse en el…